PeriodismoCientificoChillán [Septiembre 2015] En programas de radio y televisión, en noticieros y en revistas de todo tipo, es posible encontrar curiosidades que hablan sobre algún nuevo descubrimiento científico, que valida o rebate el conocimiento popular. Estos anuncios generalmente comienzan con: “científicos de la universidad de…”, o “los científicos dicen que…”. Pero, ¿es completamente irrefutable lo que “dicen los científicos”? Quiero presentar algunas ideas que llaman a mirar con un ojo crítico estos anuncios, y las interpretaciones de dichos hallazgos científicos.

Un primer punto es que el resultado de una investigación científica siempre estará sujeta al método utilizado por el investigador. Eso quiere decir que si se utilizan dos o más métodos distintos para una misma investigación es posible encontrar dos (o más) resultados distintos. Se espera que estos resultados, al menos, sean parecidos, pero pueden no serlo. Tristemente también es posible que el investigador utilice el método que entrega los resultados que él mismo espera encontrar. Por lo tanto, aunque existan muchas investigaciones que aseguren un hecho, con solo una única otra investigación que diga lo contrario, es suficiente para que la duda sea válidamente sembrada.

Un segundo punto es que existen muchas instituciones con fines privados que están interesadas en los resultados científicos que incentiven el consumo del producto que venden. Eso quiere decir que están dispuestos a invertir en estrategias de marketing de trabajos científicos que alaben sus productos. Por ejemplo: aunque yo no sé si algunas vacunas (las que contienen timerosal) pueden provocar autismo o no, puedo buscar en bases de datos de publicaciones científicas y saber que varias investigaciones que ratifican la inocuidad de las vacunas han sido financiadas por empresas que fabrican las mismas vacunas, por lo que creo tener el derecho a la duda. Sin embargo, no todas las revistas científicas exigen declarar a los científicos si han recibido algún financiamiento.

El periódico The Washington Post del 10 de julio del 2014 publicó un reportaje sobre el descubrimiento de “anillos de corrupción” en el mundo científico; dichos anillos permitieron que fueran publicadas investigaciones completamente defectuosas. En dicha ocasión fueron descubiertos más de 60 artículos científicos, lo que sólo representaría la punta del iceberg. Por otro lado, Richard Horton, quién es editor de la revista científica The Lancet, la más antigua del mundo, y la más prestigiosa revista médica, dijo el 11 de Mayo de este año: “la mitad de los artículos científicos son falsos”. ¿Cuáles son sus argumentos? Pequeñas muestras estadísticas, efectos estadísticos muy poco significativos, análisis exploratorios inválidos y flagrantes conflictos de interés. Horton termina diciendo: “la ciencia está tomando un rumbo hacia la oscuridad”.

Existen muchos más ejemplos de casos que han salido a la luz pública, pero creo que lo dicho hasta acá es suficiente para considerar con más cuidado los eventuales descubrimientos. La mayoría no siempre tiene la razón, y los conflictos de interés han corrompido buena parte de la naturaleza humana de la ciencia.

Publicado en La Discusión